¡Buenas noches! Después de las tempestad siempre viene la calma, y después de una primera semana muy movidita, esta segunda ronda pinta más relajada. Hoy el día ha sido llevadero, sin pausas pero sin prisas.
Todo trabajo tiene una parte mala y lo peor de ser primeriza en la enfermería es el cariño que le coges a tus primeros pacientes y la pena de la despedida cuando le dan el alta o los trasladan a otro centro para operarlos. Hoy le tocó realizar un traslado a una de mis "chicas de oro", que son las veteranas de la planta, con alegría pero a la vez con un leve tono de tristeza nos despedimos de ella y de sus familiares con los que tantas migas habíamos hecho; pero todo cambio es para bien, por lo que prima la sensación de satisfacción.
Y que haya una despedida significa que también ha de haber una bienvenida: Hoy hemos recibido a tres pacientes; dos ingresos programados para pruebas y quirófano, y uno proveniente de urgencias. A todos ellos se les pasó el parte inicial resumiendo sus operaciones previas, medicamentos que toman a domicilio, enfermedades que padezcan, alergias...
Mi día terminó haciéndole la cura a una paciente que, por culpa de un hongo que le atacó a un pie y a las dos manos, tuvo que posponer su operación: El tratamiento contra ese hongo es un fomento y, a día de hoy ya han accedido a apuntarla a quirófano de nuevo para el jueves porque pinta muchísimo mejor.
Y, como acabé antes de la hora, me dediqué a ayudar a mis compañeras en planta y así pude ver una cura de una herida quirúrgica de la que drenaba pus: Nos enseñaron cómo usar en esas ocasiones los guantes estériles y cómo realizar la limpieza para no contaminar más.
Finalmente, hicimos una revisión a todos los pacientes para quitar medicación ya acabada y bajamos, exhaustas, al vestuario.
Espero que hayais tenido un día mucho menos agotador que el mío y, sin más dilaciones:
¡Hasta mañana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.