¡Feliz miércoles!
Mitad de semana, planta tranquila, nada que relatar… Por lo que se me ha
ocurrido enumerar una serie de complicaciones que en esta semana y pico he
visto en pacientes de Traumatología y que están relacionados con la atención
sanitaria.
El mayor problema
de los pacientes como ya he dicho anteriormente es el dolor; tanto en posición
estática, como en levantamientos, como con la movilización de la articulación
afectada. ¿La solución? Analgésicos IV, orales, subcutáneos… Cualquier remedio
que les haga pasar ese mal trago. Y hablando de levantamientos, ya dije en
entradas anteriores que estos causaban muchos, muchísimos mareos; a veces
incluso vómitos, otro de los efectos secundarios de los cuidados en la
hospitalización.
El segundo de los
problemas más frecuentes es el drenaje purulento o el sangrado de vendajes; en
este caso se debe hacer una cura exhaustiva (con guantes estériles) y poner un
vendaje nuevo para evitar infecciones mayores (¡ya que puede derivar incluso en
necrosis!).
Además, en
pacientes posquirúrgicos con retirada de sonda vesical, suele ser un problema
la reanudación de la micción, teniendo que recurrir muchas veces a algún
diurético y a un aumento de ingesta de líquidos para volver a educar a la
vejiga en cuanto a orinar de forma autónoma y voluntaria.
Por último, como
popurrí también se han visto complicaciones en la saturación de oxígeno de los
pacientes, en hongos que pueden hacer que la herida corra peligro, alteración
de los niveles de glucemia, muchas veces ansiedad o impaciencia por el alta, y
una larga lista de etc.
El mejor remedio
siempre es la amabilidad y la buena información al paciente: “Es mejor prevenir
que luego curar”, y un paciente informado y satisfecho no va a impedir que
hagas tu trabajo ni te va a poner pegas, sino que te lo va a facilitar.
Sin nada más que
reflexionar ni que añadir, simplemente me queda deciros que ¡Hasta mañana!
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