Buenas y enfermeriles noches!
Hoy tanto mi compañera como yo estábamos bastante cansadas, así que no éramos capaces de hacer las cosas de manera tan dinámica como el resto de los días.
Me pasó una cosa que, siendo una tontería, me sacó una sonrisa y me apetece compartirla con vosotros.
Cuando fui a tomarle las constantes al paciente al que le habíamos tomado la vía, le pregunté que tal la vía, si le había dado molestias, sin esperanzas de que se acordase de que se la había puesto yo; y todo serio me dijo que sí, que le había dado muchas molestias y que se la habían tenido que cambiar porque no aguantaba el dolor. Yo me agobié bastante y me disgusté, y se debió reflejar claramente en mi cara porque el señor se empezó a reír, y ahí me di cuenta de que era broma y la vía seguía en su sitio y perfectamente. Aún encima, esa broma nos duró toda la tarde, pero desde la educación y el respeto, para nada con ánimo de molestarme. Me gusta esta pequeña confianza profesional-paciente, y me parece muy positiva para ambas partes: a mí me da tranquilidad y confianza para trabajar, y para el paciente es una distracción puntual y le ayuda a no desanimarse tan fácilmente.
Mañana por fin es viernes, compis! 😀
Un sueroludo!
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